dimarts, 11 de setembre del 2012

Una notícia curiosa... :D

Us deixo aquí aquesta notícia que és curiosa ( o a mi m'ho sembla), ja que mostra com la crisi en du a inventar MM, i com el psicòlegs hem de fer ara de detectius i poder desxifrar què és i què no és una malaltia com l'amnèsia.

Simular una amnesia para cobrar el seguro es más difícil de lo que parece

Hoy, 06:30 h. |
Cada año decenas de personas intentan simular una pérdida de memoria repentina para cobrar el seguro o conseguir una declaración de invalidez. Los neuropsicólogos han desarrollado una serie de pruebas que consiguen desenmascarar a los simuladores. El error más frecuente de los defraudadores es creer que la amnesia real se parece a la de las películas.

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El señor R. trabaja en una sucursal bancaria de Baltimore. En los últimos años ha estado sacando pequeñas cantidades de las cuentas de sus clientes y desviándolas a un paraíso fiscal. Una mañana, el director de la sucursal le cita para una importante entrevista con el jefe de la compañía a nivel estatal, en la que van a analizar las cuentas.  El señor R. teme que le hayan descubierto, dice a su mujer que baja a comprar a la tienda y esa misma noche desaparece. Tres días más tarde le encuentran en una comisaría a muchos kilómetros de su casa, está sangrando por un fuerte golpe en la cabeza y dice no recordar nada.
El caso se produjo en 2001 y  es uno de los muchos que investigó Álvaro Bilbao durante su post-doctorado en la Universidad de Johns Hopkins (Baltimore) junto al especialista en memoria David Schretlen. Con ayuda de una serie de pruebas diagnósticas, Schretlen y él determinaron que el señor R. estaba fingiendo y trataba de librarse de las consecuencias de haber estado robando a los clientes de su banco. "El tipo solo tenía un chichón y no recordaba ni su nombre", recuerda, "una clase de amnesia que aparece tras circunstancias más duras, como un coma de cuatro años".
Este tipo de fraude se produce con frecuencia, en ocasiones para cobrar un dinero o conseguir una invalidez. "Hay muchísimos casos de gente que simula una amnesia para cobrar un seguro", explica Álvaro Bilbao, que ahora trabaja como neuropsicólogo del Centro Estatal de Atención al Daño Cerebral. "Nosotros recibimos tres o cuatro casos de este tipo al año", especifica, "algunos en busca de la incapacidad absoluta para dejar de trabajar o incluso hemos tenido un caso que trataba de aprovecharlo para salir de la cárcel".
La detección de estos fraudes es una especialidad en neuropsicología. Bilbao no puede desvelar en qué consisten los métodos, por secreto profesional, pero en la mayoría de los casos, reconoce, los pacientes se descubren a sí mismos por pequeños detalles e incoherencias. "Recuerdo el caso de una mujer que decía tener un problema de memoria muy severo que le impedía hasta atarse los zapatos", relata. "Le puse una fecha para empezar el tratamiento y dijo que no podía porque se casaba y se iba a Bali. Una persona con problemas de memoria ni recuerda que se casa. Y mucho menos se va a Bali".
El error de los defraudadores
Más allá de estos intentos chapuceros e improvisados, existen algunas personas que se entrenan y estudian la manera de engañar a los neuropsicólogos. Las compañías de seguros ponen investigadores privados que siguen a la persona para ver si de verdad está viviendo sin memoria y si abre la puerta al repartidor de pizza, por ejemplo, y se acuerda del pedido. Pero donde de verdad se pillan los dedos es con las pruebas que les hacen los psicólogos.
El error más frecuente de los que intentan defraudar es la exageración. Buscando en la red es fácil encontrar algo de información sobre estas pruebas. Una de las más sencillas consiste en mostrar una moneda con las manos abiertas al presunto amnésico, cerrar el puño y preguntar en qué mano está. La prueba se repite dejando pasar cada vez más tiempo, es decir, el médico enseña la moneda, cierra el puño, cuenta hasta cinco y pregunta al paciente dónde está. Con que falle una sola vez, el neuropsicólogo sabe que el sujeto está fingiendo, pues una amnesia normal no elimina la memoria de trabajo y hasta los pacientes en peor estado son capaces de recordar dónde estaba la moneda hace cinco segundos.
Existen variantes de la misma prueba con tarjetas en las que el sujeto debe recordar qué palabra acaba de ver, reconocer caras de famosos o fragmentos de frases. Y en todas ellas se produce el mismo tipo de fallo. A pesar de todo, hay muchas pruebas e indicadores que no se encuentran en internet y es muy difícil engañar a los especialistas.
"Hay simuladores exagerados y otros más sofisticados", explica Bilbao. "Pero por cada tipo de lesión los neuropsicólogos esperamos que se cumplan una serie de perfiles, que son muy distintos en cada caso, según se trate de un traumatismo, por ejemplo, o un ahogamiento".
La "amnesia de Hollywood"
Otro error muy repetido es creer que la amnesia es como la que sale en las películas. En EEUU se ha hecho muy popular el caso de Scott Bolzan. En 2008 este ex jugador de fútbol americano se desmayó en el baño y a continuación perdió la memoria de manera radical, hasta el punto de borrar todo su pasado. Su historia se convirtió en un best seller gracias a "Mi vida: borrada", que se situó entre los libros más vendidos de no ficción. Sin embargo, varios especialistas señalan que su tipo de amnesia es bastante incoherente y sospechan que se trata de un fraude.
Bolzan, por ejemplo, asegura que no reconocía a su mujer ni a sus hijos, e incluso olvidó los nombres de las cosas y llamaba "caja de imágenes" al televisor.  Los especialistas conocen a este tipo de casos como "amnesia de Hollywood", pues los simuladores creen que lo que ocurre en una lesión cerebral se parece a lo que ven en el cine, cuando no es así. "No saber lo que es una televisión", indicaba el especialista  Joel Morgan en The New York Post, no concuerda con ningún tipo de daño cerebral conocido".
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La gente tiende a pensar que lo más frecuente en una lesión cerebral es olvidar los hechos pasados, pero no es exactamente así. "Olvidar la propia biografía es una bandera roja y viola algunos principios sólidos", asegura el neuropsicólogo Manfred Greif-fenstein. "Los recuerdos antiguos son más resistentes al daño cerebral que los recientes". Para ventaja de los psicólogos, muchos fingidores suelen pasar este hecho por alto y aseguran no recordar lo que hicieron de niños pero cometen la imprudencia de recordar dónde estuvieron ayer.
¿Cómo de difícil es engañar?
Para determinar si es fácil engañar a un especialista fingiendo una amnesia, Bilbao elaboró un experimento con estudiantes de la Universidad de Deusto. La idea era conocer si los sujetos motivados con un incentivo económico preparaban mejor su simulación. Para ello,  reunió a 100 estudiantes y los dividió en cuatro grupos. Al primero le realizó los test por sorpresa, al segundo le dio una semana de tiempo para preparar la prueba pero no le ofreció recompensa, al tercero le ofreció recompensa pero no le dejó tiempo y al último le dio una semana para preparar la prueba y un estímulo de 250 euros si conseguían engañar al psicólogo y simular la misma amnesia que provoca una lesión cerebral.
"Lo que vimos con la prueba, "explica Bilbao, " es que cuando los sujetos estaban bien motivados, y se les daba un tiempo suficiente, eran mejores fingidores". Los sujetos que tenían una recompensa se prepararon de manera similar a como lo haría un defraudador del seguro, buscaron información en internet y alcanzaron grandes cotas de simulación como demuestra que tres de ellos no acudieron a la cita de la prueba y dijeron no recordar de qué les estaban hablando cuando los investigadores les llamaron.
Pero para superar el test no bastaba con hacerse el "loco". De los 100 estudiantes, solo una chica, del último grupo, consiguió pasar la prueba y simular una amnesia como si hubiera tenido una lesión cerebral.  "El 100% investigaron en internet, que es una herramienta que a los neuropsicólogos nos dificulta la tarea, porque aprenden mucho", señala Bilbao. "Pero a pesar de los trucos que se explican en la red", insiste, "si encuentras un buen experto sería muy difícil engañarle,  casi imposible". De hecho la única chica que ganó el test engañó al ordenador; pero su actuación no consiguió convencer al neuropsicólogo durante la media hora de la evaluación. "El ojo clínico es una herramienta más", insiste Bilbao.
Habría que ser un súper actor, muy bien entrenado con mucho conocimiento, para conseguir engañar a un experto, a juicio de Bilbao. Hasta el punto de que a un buen neuropsicólogo no le podría engañar ni él, que lleva años estudiando el asunto. "En EEUU han hecho pruebas que entrenan a fingir y ni siquiera ellos lo consiguen", relata. "El problema es que es muy difícil mantener esa actitud durante todo un día, es muy difícil acordarte de lo que has olvidado". Un ejemplo: si te olvidas de donde está el baño el primer día, no te puedes acordar el segundo, y como ese hay decenas de signos sutiles que pueden delatar al simulador. "Yo podría simular la enfermedad un tiempo", concluye Bilbao, "pero en el momento que alguien viera que subo en un tren y me voy al centro a tomar unos churros, o que me acuerdo de cualquier otro detalle, me habría delatado".

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